Mantención Automotriz
Todo vehículo, sea nuevo o usado, requiere de ciertas tareas de mantenimiento rutinario periódico que garanticen su buen funcionamiento en cualquier condición. Por efecto del uso normal, hay componentes que se desgastan y dejan de cumplir su función de manera óptima. Los más complejos y costosos suelen tener una duración prolongada, mientras que los más sencillos y económicos deben ser cambiados o revisados cada 5 000 o 10 000 kilómetros. De la regularidad y prolijidad con las que estas tareas se realicen dependerá, en gran medida, la tranquilidad de los usuarios de los vehículos, pues la probabilidad de sufrir un desperfecto inesperado que los deje varados en cualquier momento y lugar será mínima.
Si por el contrario, los mantenimientos elementales del vehículo se descuidan, el riesgo de un daño repentino se vuelve latente. Lamentablemente, hay propietarios que no adquieren conciencia de la responsabilidad que implica tener un auto, pues los descuidos en su puesta a punto pueden derivar en amenazas a su propia seguridad y a la de los demás usuarios. No obstante, la conciencia colectiva sobre los beneficios de un buen mantenimiento vehicular ha cambiado para bien en el transcurso de las últimas dos décadas.
En parte, esto se debe a que los representantes locales de las marcas de autos han introducido paulatinamente la cultura del servicio posventa, como la mejor manera de alargar la vida útil de los vehículos. Pero más allá de si es en el concesionario oficial o en un taller particular, es fundamental tener en cuenta que un auto que se preserva en buen estado es confiable y conserva un buen valor de reventa.